Revista Cartográfica 107 | julio-diciembre 2023 | Reseñas

ISSN (impresa) 0080-2085 | ISSN (en línea) 2663-3981

DOI: https://doi.org/10.35424/rcarto.i107.4527

Este es un artículo de acceso abierto bajo la licencia CC BY-NC-SA 4.0

Piazzini Suárez, C. E. y Montoya Arango, V. (Eds.) (2022), Cartografías, mapas y contramapas, Medellín, Universidad de Antioquia, Fondo Editorial FCSH, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, 310 pp. ISBN (impresa): 978-628-7519-69-5 ISBN (versión e-Book): 978-628-7519-70-1 https://bibliotecadigital.udea.edu.co/handle/10495/29685

César Andrés Ospina Mesa1

Las prácticas cartográficas se han hecho más prolíficas y diversas alrededor del mundo. Hoy existen experiencias de mapeo muy interesantes que se han trasladado a la virtualidad, entre otras cosas, producto de la reciente pandemia. Incluso las técnicas y temáticas son cada vez más amplias. Esta expansión de la actividad cartográfica da cuenta de lo que Jeremy Crampton (2010) denominó hace unos años la “democratización de la cartografía”, al ser apropiada por no expertos en la disciplina cartográfica, quienes la han reinventado y dinamizado en otros espacios e intereses. A su vez, las reflexiones y enfoques teóricos sobre la cartografía se han visto enriquecidos por nuevas miradas y debates sustentados en aquellas apropiaciones sociales de la herramienta, gracias a una explosión social del mapa como recurso para dar cuenta de diversos acontecimientos que tienen al espacio o al territorio como eje de reflexión, análisis e intervención.

Diversos procesos colectivos en el mundo han visto en los mapas y contramapas formas de investigación socioespacial que buscan identificar, examinar y desestabilizar producciones violentas sobre el espacio, cuestionando la dimensión espacial del sentido común, y comprendiendo que los mapas han funcionado como artefactos políticos que contribuyen a reforzar un orden hegemónico (Ojeda, 2020, p. 168). La historia de estos procesos cartográficos se enmarca en la constante tensión con fuerzas estatales y corporativas, donde las luchas colectivas se asientan en prácticas y saberes que por generaciones les han permitido vivir y sobrevivir en regiones marginalizadas, con presencia de agentes y procesos extractivistas y de violencia.

El libro editado por los profesores Piazzini y Montoya (2022) sitúa la producción cartográfica de algunos colectivos e investigadores de América Latina y España en el marco de la cartografía crítica, categoría que viene apropiándose para comprender de manera más amplia las disputas territoriales, cartográficas y epistémicas en el sur global. Los artículos compilados en el libro hacen énfasis en el lugar de los mapas y contramapas desde una perspectiva histórica y contemporánea, actualizando las discusiones sobre las relaciones de éstos con el conocimiento y el poder.

Los estudios sobre cartografías en la región han cobrado relevancia en los diferentes campos de las Ciencias Sociales y Humanas, no solamente por la influencia que las categorías espaciales han generado en los mismos, sino por la prolífica producción y uso de cartografías en proyectos de investigación e intervención social, desarrollados por entidades académicas, organizaciones y colectivos sociales, entidades internacionales y dependencias del Estado, en conjunto con las comunidades de base en la mayoría de los casos.

En su introducción al texto, los editores hacen un contundente llamado a pensar las cartografías y los mapas como configuraciones espaciales particulares, que entran en relación con otras como el territorio, pero también cómo los mapas pueden ser considerados agentes no humanos que se conectan con otros actores en la producción del espacio. Estos dos asuntos bien pueden considerarse como el hilo conductor del libro en los distintos aportes de quienes participan en la publicación.

La co-producción de cartografías y el análisis crítico del poder de los mapas en la historia cartográfica de América Latina y Europa, son trabajadas en el libro en dos secciones específicas: historicidad de los mapas y cartografías sociales. El primer apartado da cuenta de las formas en que los espacios fueron producidos en un momento histórico específico, pero preguntando por el presente de las configuraciones espaciales que los mapas ayudaron a construir. Ello se refleja en las contribuciones sobre la voluntad de imperio europea del siglo XX, en la producción cartográfica sobre Panamá y Colombia entre los siglos XIX y XX, en las tensiones por el lugar del municipio de Belén de Bajirá en los mapas de Antioquia y Chocó, y en la producción de geografías del hambre en el departamento de La Guajira, Colombia.

En el segundo apartado, el libro explora las apuestas políticas, socio-culturales y de memoria de investigadores y líderes sociales que hacen uso de la cartografía social en la defensa y el derecho a los territorios. En este apartado la propuesta de análisis cartográfico se sitúa con mayor fuerza en la reflexión sobre las formas de conocimiento que la cartografía social puede hacer emerger y movilizar. Categorías como “cartografías otras”, “cartografía crítica” o “contra-mapeamiento”, sirven como herramientas conceptuales para comprender las prácticas cartográficas alrededor de los conflictos socio-ambientales, el ordenamiento territorial, el derecho al territorio, el arte y el reconocimiento de grupos sociales, pueblos tradicionales o minorías étnicas organizadas y con perspectivas políticas de larga data. En este apartado sobresale una apuesta intelectual por dar mayor contenido conceptual y epistemológico a la cartografía social, que usualmente ha sido pensada como herramienta metodológica de investigación o intervención.

Estas dos tendencias del análisis y producción cartográfica que se reflejan en las dos secciones del libro, ratifican dos escenarios importantes de los estudios sobre las cartografías, mapas y contramapas, que han hecho carrera desde algunas décadas atrás. El lector podrá encontrar allí diversos problemas socioespaciales en los que la cartografía constituye una grilla de análisis pertinente y enriquecedora. De cierta manera, se ratifica la importancia de las prácticas cartográficas críticas y políticas en un mundo donde humanos y no humanos establecemos relaciones en un medio controlado por procesos cartográficos, ya instalados en nuestras vidas por medio de los dispositivos tecnológicos, pero que como muestran algunas de las reflexiones en el libro, podemos subvertir, reflexionar o aprovecharlas en escenarios más creativos y propositivos de las luchas epistémicas y sociales.

La emergencia de prácticas cartográficas en América Latina durante las últimas décadas, permite dar cuenta de una transformación espacial, política, cultural y social donde el mapa y la cartografía ha sido producida o utilizada por distintos colectivos de la región. Al decir que los mapas son autónomos y que son configuraciones espaciales al mismo nivel de otras como el territorio, la diversidad epistémica que habita en las prácticas cartográficas, se ve enriquecida de un objeto que la expresa y la transforma. Hacer el mapa es parte de esa performatividad epistémica, que no es otra cosa que la materialización de las luchas por la justicia social y cognitiva. El llamado de Piazzini y Montoya (2022) a deconstruir la cartografía, debe proponer la construcción de nuevos escenarios hermeneúticos donde las ontologías seguras de los mapas puedan ser cuestionadas y subvertidas.

Bibliografía

Crampton, J. W. (2010). Mapping: A Critical Introduction to Cartography and GIS. Oxford: John Wiley & Sons. ISBN: 978-1-405-12172-9

Ojeda, D. (2020). Contracartografías: métodos en investigación socioespacial crítica. In C. A. López Jiménez (Ed.), Investigar a la interperie: reflexiones sobre métodos en las ciencias sociales desde el oficio (pp. 167–183). Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana. ISBN 978-958-781-559-7

1 Instituto de Estudios Regionales y Grupo de Investigación Estudios del Territorio, Universidad de Antioquia, Colombia, correo electrónico: cesara.ospina@udea.edu.co. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-5879-1509