AMOR E IDENTIDAD. EL CASO DE LA MIGRACIÓN MEXICANA EN ITALIA          73

 
AMOR E IDENTIDAD. EL CASO DE LA MIGRACIÓN MEXICANA EN ITALIA

 

 

Paulina Sabugal Paz

Universidad de Pisa, Italia

correo electrónico: pau.sabugal@gmail.com

 

 

 

RECIBIDO: 2 DE AGOSTO DE 2018; ACEPTADO: 15 DE DICIEMBRE DE 2018

 

Resumen: Setenta y tres por ciento de los migrantes mexicanos en Italia son mujeres (Instituto Mexi- canos en el Exterior, 2016) que en su mayoría llegaron por haberse enamorado de un italiano. Ellas cuentan haber dejado trabajo, casa y familia para llevar a cabo una especie de sueño europeo”. Des- afortunadamente, muchas veces el sueño no es como se planea. A través del análisis detallado de 35 entrevistas realizadas a mujeres migrantes mexicanas establecidas en diferentes regiones de Italia y utilizando un enfoque etnográfico, en este artículo se propone la existencia de un fenómeno de mi- gración del amor en Italia. Este tipo de migración, que aparentemente no se encuentra motivado por una razón política o económica, está fuera de los estudios migratorios en México por su baja consis- tencia numérica. Como resultado, el proceso de ser mujer en otro país es con frecuencia ignorado. En el trabajo con la identidad, el amor y la migración; surgen importantes preguntas: ¿Qué significa ser esposa, madre o viuda cuando se migra? ¿mo es que la identidad tendría que cambiar o adaptarse?

¿Cuáles son los patrones culturales de México que n se siguen y cuáles se pierden? Esta investiga- ción exhorta a explorar tales preguntas desde un enfoque interdisciplinario para descubrir otros án- gulos del fenómeno migratorio.

Palabras clave: autorrepresentación, migración del amor, identidad, violencia simbólica, relación bicultural, narrativa, género.

 

Abstract: Seventy- three per cent of Mexican migration to Italy are women (Institute of Mexicans Abroad, 2016) and most of them have fallen in love with an Italian man. They said they had left a job, a house and a family to realize a kind of European dream. Unfortunately, sometimes the dream does not go as planned. Through a detailed analysis of 35 interviews with migrant Mexican women from different Italian regions and by using an ethnographic approach; this article argues that there is a love migration phenomenon in Italy. This kind of migration, which has not been motivated by a political or economical reason, is out of the Mexican migration studies for its apparently low numeri- cal consistency. As a result, the process of being a woman in another country is most of the times ig- nored. Hence to work with identity, love and migration some important questions may arise: How is it to be a wife, a mother or a widow when migrating? How does the identity have to change or


 

adapt? What are the cultural heritage patterns that are followed and what are the ones that are lost? The study invites to explore this questions from a interdiscplinary approach to discover another side of the migration phenomenon.

Key words: auto representation, love and migration, identity, simbolic violence, bicultural relationship, narrative, gender.

 

 

INTRODUCCIÓN

Según el registro del Instituto de Mexicanos en el Exterior (IME), el número de mexicanos en toda Italia ascendía a 4 127 en el año 2016. Hay 12 millones 027 mil 320 mexicanos en el extranjero (IME, 2016), de los cuales el 97.33% viven en Esta- dos Unidos de América (USA) y el 2.21% restante (262,570) radican en Europa (40%), Asia (4%), Oceanía (2%) y África (0.35%). A diferencia de la población mexi- cana en Estados Unidos de América que suelen ser hombres que migran para trabajar—, la mayoría de este 2.21% que radica en Europa y en el resto del mun- do, lo conforman mujeres (54%).

Los datos indican que las mexicanas en Italia son en su mayoría mujeres amas de casa (24%); cuyo número supera al de los empleados por empresas particulares, estudiantes y los misioneros. Sin embargo, no queda claro si estas estadísticas to- man en cuenta la doble ciudadanía de niños nacidos de parejas italomexicanas o de mexicanas que a través del matrimonio, obtuvieron la ciudadanía italiana.

Es importante señalar que los mexicanos y mexicanas que migran al exterior, no están obligados a registrarse en las embajadas u oficinas consulares al momento de su llegada. Se presume, por tanto, que son cerca de 2 000 las personas que actualmente se encuentran en Italia en una situación migratoria irregular. Se trata principalmente de mujeres mexicanas que entran a Italia con la visa turística, y permanecen en espera de casarse para de esta manera cambiar su estatus migrato- rio frente a las autoridades italianas. Esto les permitiría eventualmente conseguir un trabajo y/o estudiar, pero por el momento no tienen otra opción que esperar o trabajar “en negro”, esto es, como indocumentadas, en labores de camareras o niñeras, donde la explotación y la discriminación se presentan casi de manera in- mediata (Grasso, 2010). La espera muchas veces puede ser larga y las promesas con las que originalmente llegaron, empiezan a volverse confusas y poco claras.

 

 

MÉXICO E ITALIA

Italia y México sufrieron casi simultáneamente una intensa conmoción política, cultural y económica en las primeras décadas del siglo xx, que trajo consecuencias de largo plazo impulsando cambios profundos en la trayectoria histórica de ambos países. Italia se vio envuelta en la Primera Guerra Mundial (1915-1918), en una


 

difícil y agitada posguerra (1919-1921) y en un complejo proceso revolucionario que llevó a la transformación del país bajo un régimen nacionalista autoritario con tendencias totalitarias: el fascismo (1922-1943). México, por su lado, experimentó la Revolución Mexicana (1910-1919), que tuvo diversas etapas con una dinámica complicada y produjo la formación de un régimen nacionalista autoritario con características sui generis y de larga duración (1920-2000) (Savarino, 2012: 43).

 

La migración mexicana en Italia ha sido fluctuante y no ha crecido de manera exponencial. La inmigración masiva de latinoamericanos y latinoamericanas en Europa en general y en Italia, en particular, es un fenómeno que caracteriza el final del siglo xx y que se inserta en un proceso más amplio de desplazamientos importantes de población, producto también de las dinámicas actuales de globali- zación. A mismo en Italia, por lo que se refiere a América Latina, la primera ola, que se visualiza en los años setenta del siglo pasado, tiene como protagonistas chilenos/as y argentinos/as que salen de sus propios países por motivos políticos mientras que la segunda, que caracteriza los años noventa, es protagonizada esen- cialmente por mujeres peruanas y ecuatorianas que abandonan su país por moti- vos económicos.

La migración mexicana en Italia no responde a tales motivos, o al menos no de manera evidente. En el trabajo con las informantes, se han encontrado motivacio- nes bastante amplias, de las cuales a veces la persona no es consciente o bien no quiere hablar directamente. El amor se vuelve un elemento útil para el estudio de un fenómeno social, pero se vuelve también una justificación moda e instrumen- talizada en la que se invisibilizan otros aspectos. En Italia, el 15% de los matrimo- nios corresponde a uniones biculturales. A pesar de que los mexicanos en Italia representan sólo el 0.08% de los extranjeros, es uno de los grupos de mexicanos más grandes en Europa junto con España, Alemania, Inglaterra y los Países Bajos.

 

 

METODOLOGÍA

Dado que es una investigación principalmente de carácter cualitativo, el interés se centra en los sujetos sociales y no sólo en los datos estadísticos, lo que permite evidenciar desde otro enfoque, los procesos del constructo-identitario ante los que se enfrenta el fenómeno migratorio.

Si bien la investigación se ha apoyado en diversas fuentes cuantitativas como reportes estadísticos sobre la migración de mexicanos en Europa e Italia, el recurso metodológico cualitativo central es la etnografía. Se han llevado a cabo entrevistas (semiestructuradas y a profundidad), observación participante y se han recolectado testimonios de distintas mujeres mexicanas que radican en Italia. El análisis de las entrevistas parte de tomarlas como un sustento comunicativo y narrativo del dis- curso identitario, y como una vía para discutir y confrontar la teoría de esta inves-


 

tigación, trabajando con un estudio de caso paradigmático a nivel sociocultural: la migración de las mexicanas en Italia.

El trabajo de investigación de campo se centra en la realización de entrevistas en las regiones cuya presencia de mujeres mexicanas sea más significativa a nivel estadístico. Desde finales de año 2016 a la fecha, se han realizado 35 entrevistas a profundidad en las regiones de Lazio, Toscana, Liguria, Lombardia, Veneto y Cerdeña.

Las mujeres entrevistadas son de diversas edades, ocupaciones, procedencia geográfica y estrato social. Llevan diversos años o incluso meses viviendo en Italia y todas tienen como con denominador el haber llegado por amor. Este artícu- lo, plantea como hipótesis que existe una migración del amor” (Russell, 2009) en donde hombres, pero sobre todo mujeres abandonan su vida en México con tal de llevar a cabo su sueño de amor; un sueño permeado por la mirada que América Latina tiene de Europa.

A continuación se muestra un ejemplo de modelo (Hirsch, 2003), que ha sido útil en la realización de un reporte descriptivo e informativo con los datos obteni- dos a través de las entrevistas y la observación etnográfica, haciendo visibles algu- nas de las categorías más comunes mencionadas por las informantes como son la experiencia laboral, número de hijos, los años de casada y su experiencia migrato- ria.

A través del análisis de los ideales amorosos que se visibilizan en las entrevistas, es posible identificar lo que se reconoce como identidad y las asimetrías de poder (Foucault, 1992) que entran en juego, sea a través de los roles de género o de la relación poscolonial entre dominador/dominado en donde muchas veces hay un consenso cito (Fanon, 2007).

 

 

LA IDENTIDAD INVENTADA DEL MEXICANO

Este artículo aborda los procesos de construcción identitaria, desde la teoría de las representaciones sociales de Émile Durkheim. Las representaciones sociales se definen como un conjunto de informaciones, creencias, opiniones y actitudes a propósito de un objeto determinado (Abric, 1994), una forma de conocimiento complejo y compartido que tiene una “intencionalidad práctica” y contribuye a la construcción de una realidad con a un conjunto social (Jodelet, 1989).

En el surgimiento de la identidad como dimensión hegemónica, están los estu- dios sociales de los años sesenta para reconstruir inicialmente la genealogía de un término complejo, que sostiene sus raíces al interno de un articulado orden de reflexn (Pizzorno, 1998; Remotti, 2010; Bauman, 2005).

El concepto de identidad ha ido mutando en tanto que involucra a su vez otras categorías: los valores, la educación, las clases sociales, el territorio, la etnicidad y el


 

género. La identidad está siempre sujeta al cambio ante los estímulos externos. Dado su carácter mutable y caprichoso, la identidad podría considerarse una in- vención o un error inevitable del cual el individuo no puede prescindir; una “sus- tancia imaginada” (Remotti, 2010).

La “invención identitaria” (Remotti, 2010), responde a las distintas representa- ciones sociales de la cultura de la cual forma parte y a los fines que a ésta conven- gan. Así, la identidad puede ser construida bajo las representaciones sociales de etnia (los rasgos físicos, el color de la piel), religión (cultos, rituales, sistema de creencias), territorio (espacio geográfico, vivienda) y/o familia (valores, principios, nombre); además de responder a la enorme influencia histórico-política, los mitos que la fundan o la disgregan y los mbolos que la acompañan.

Dichas representaciones sociales constituyen un proceso identitario a nivel co- lectivo; sin embargo, no hay que olvidar los mitos particulares e idiosincráticos que definen la identidad individual. En la identidad histórica o colectiva, hay resguardo y pertenencia, una especie de anonimato. El individuo va fluctuando entre lo par- ticular y lo general de estas representaciones sociales. No obstante, ante la carencia de alguno de estos elementos, el constructo-identitario se ve agredido. Por ejem- plo, ante la ausencia del territorio, el individuo sufre una mutilación que se tradu- ce como estigma en el sistema de referencias identitarias del sujeto, “es decir, se pasa al territorio representado internamente por los actores sociales e incorporado a su sistema de valores, sea en términos instrumentales, sea en términos simli- cos” (Giménez, 2007: 22).

La idea de afianzar la identidad (individual y colectiva), lleva a la ilusión de generar comunidad. Anderson (1983) utiliza el término de “comunidades imagi- nadas” para referirse a una construcción de nación con base en el poder de cohe- sión de la imaginación colectiva o de las imágenes compartidas. Bajo dicho concepto define nación como:

 

una comunidad política imaginada como inherentemente limitada y soberana. Es imaginada porque aún los miembros de la nación más pequeña no conocerán jamás a la mayoría de sus compatriotas, no los verán ni oirán siquiera hablar de ellos, pero en la mente de cada uno vive la imagen de su comunión. […] Se imagina como comunidad, porque, independientemente de la desigualdad y la explotación que en efecto puedan prevalecer en cada caso, la nación se concibe siempre como un compañerismo profundo, horizontal (p. 271).

 

Por lo tanto, la idea de crear o pertenecer a una comunidad mexicana en Italia, es una ilusión, una fantasía identitaria ante el shock que provoca la migración y una respuesta al rechazo de la sociedad anfitriona.

Después de la independencia de la Nueva España y la constitución de México como nación, la construcción de una identidad compartida se vuelve prioritaria


 

para la governance del país. La construcción de un nuevo estado-nación pone en evidencia las dos principales categorías identitarias en el país: la indígena y la que se generó con la Colonia. Y es justamente la noción de los imaginarios que se construyen entre América y Europa, lo que resulta una clave de análisis para el constructo-identitario, la cual se liga simultáneamente con los planteamientos poscoloniales.

En México, el proceso identitario no se identifica del todo ni con el mundo indígena que le dio origen, ni con los colonos españoles del siglo XVI. Las rivalida- des y los rencores históricos, son factores que pesan aún en la construcción de las distintas representaciones sociales. El peso del colonialismo y la conquista, es inevi- table (Fanon, 2007).

En el caso de las mujeres migrantes mexicanas entrevistadas, se manifiesta una carga de melancolía y nostalgia en su intento de autorrepresentarse. El complejo de inferioridad que surge como fruto del colonialismo y que actualmente se tra- duce en racismo y clasismo (incluso entre las mismas mexicanas), merman la autopercepción y la autorrepresentación hacia al exterior. Hay un conflicto entre la pertenencia y la distinción, la demarcación y autonomía. La disputa entre los atributos de pertenencia social (grupos, categorías, colectivos) y atributos particula- rizantes (idiosincrasia del sujeto en cuestión), parecen ser para estas mujeres, una lucha constante en su proceso de autorrepresentación frente a la migración.

 

A veces siento que me excluyen más las otras mexicanas que viven aquí en Milán que las italianas; ellas (las mexicanas) nunca me invitan a nada (Alejandra, mujer de origen indígena zapoteca casada con un milanés desde hace 4 años, se resa a aprender italiano, pues considera que con hablar español y zapoteco es más que suficiente).

 

Si bien, son varios los ángulos y aristas de la identidad, en la investigación que da pie a este artículo, se utiliza al género como un lente que permite explorar y analizar la experiencia migratoria en relación al constructo identitario. Hoy más que nunca, existe una revolución y un cambio notable en el modo en que las mu- jeres definen su rol en la sociedad contemporánea, lo cual influye también en los modelos de masculinidad predominante en todo el mundo. El modo de “ser mu- jer” en una sociedad, ha incidido inevitablemente en el modo de “ser hombre”.

Actualmente en América Latina, el género se ha convertido en un discurso particularmente crítico a través del cual muchas mujeres afirman estar a la s- queda de una “identidad moderna” (moderna entendido como —no tradicional).


 

Tabla 1

Clasificación de las regiones italianas ordenadas por número de residentes mexicanos

 

Regiones

 

Mexicanos

 

 

% en

Variaciones %

 

Hombres

Mujeres

Total

%

relación a la

año precedente

 

 

 

 

 

población

 

 

 

 

 

 

extranjera

 

1. Lazio

570

769

1339

32.4

0.21

+1.9

2. Lombardia

231

528

759

18.4

0.07

+1.5

3. Veneto

74

243

317

7.7

0.06

+2.3

4. Toscana

77

205

282

6.8

0.07

+0.7

5. Piemonte

70

180

250

6.1

0.06

+2.9

6. Emilia-Romagna

59

181

240

5.8

0.04

-2.8

7. Campania

32

127

159

3.9

0.07

+6.0

8. Sicilia

15

111

126

3.1

0.07

-9.4

9. Friuli Venezia Giulia

20

68

88

2.1

0.08

+2.3

10. Puglia

13

74

87

2.1

0.07

+17.6

11. Calabria

8

66

74

1.8

0.06

+13.8

12. Liguria

16

58

74

1.8

0.05

-3.9

13. Abruzzo

17

53

70

1.7

0.08

-4.1

14. Marche

20

48

68

1.6

0.05

+3.0

15. Umbria

17

50

67

1.6

0.07

+15.5

16. Trentino-Alto Adige

21

38

59

1.4

0.06

+9.3

17. Sardegna

19

33

52

1.3

0.11

+18.2

18. Basilicata

 

7

7

0.2

0.04

-12.5

19. Molise

 

6

6

0.1

0.05

+20.0

20. Valle dAosta

1

2

3

0.1

0.04

0.0

Total Italia

1 280

2 847

4 127

 

0.1

+2.1

 

 

EL AMOR COMO REPRESENTACIÓN

 

Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto.

Como si se pudiera elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio.

Julio Cortázar

 

El género y la sexualidad son construcciones culturales que facilitan una forma de estar dentro la sociedad, una fuente de identidad (Hirsch, 2003; Butler, 2007). Si bien, hablar de género implica no hablar sólo de mujeres, la investigación decid centrarse en ellas por dos motivos centrales: el primero es su relevancia numérica, y el segundo es el rechazo que manifestaron varios de los hombres a la entrevista. El amor es una debilidad, contestaron algunos varones, otros tantos prefirieron no hablar al respecto en tanto que el itinerario migrante de México a Italia, había terminado con un divorcio o separación de su nyuge italiana y otros simplemen- te no querían dar detalles de su vida privada.


 

Las mujeres entrevistadas tenían previo conocimiento de que se trataba de una investigación en curso y se partía con la premisa de contar la historia de amor, mis- ma que terminaba por ser una historia de migración. Durante la narración de sus historias de vida antes y durante la experiencia migratoria, hablaban también de episodios de violencia, discriminación y racismo que tenían que ver con el hecho de ser mujeres, migrantes y latinas.

Las instituciones como la familia y la Iglesia católica, han convertido al matrimo- nio en una institución social y económica, que se ha vuelto crucial en el análisis de la construcción y reconstrucción del género. Las construcciones sociales y culturales cambian con la migración en tanto que se conjugan los estereotipos de género del país de origen con los del país de llegada. Los modos de relacionarse, las prácticas sexuales y reproductivas también se modifican de acuerdo a la experiencia migrato- ria de los individuos.

Es importante puntualizar en que las mujeres migrantes mexicanas entrevista- das, subrayan que no están en Italia para buscar un trabajo mejor al que tenían en México ni tampoco para mejorar su situación económica. Ellas cuentan que tenían un buen trabajo, un coche, un lindo apartamento, dinero, amigos y una vida social; un día se enamoraron, e impulsadas por su pareja, deciden migrar con la idea de llevar a cabo un sueño que pareciera que en México es cada vez más difícil de reali- zar: el matrimonio. La mayoría de ellas, afirma que esto se debe al machismo. Como consecuencia, los hombres mexicanos pareciera que quieren literalmente escapar de todo aquello que se asemeje a una relación. A pesar de las promesas de amor y matrimonio por parte de sus parejas italianas; el escenario, cuando llegan a Italia no es lo que se esperaban. La mayoría llega a los pueblos natales de sus cónyuges y no a las grandes ciudades. Se enfrentan a una Italia que actualmente está atravesando por un periodo de crisis: no hay trabajo para los jóvenes y el odio hacia los migrantes que día con día llegan al país va in crescendo. Muchas de ellas se encuentran con que se casaron con un hombre que no encuentra trabajo y que la llevará a vivir con su madre y sus hermanas, donde el rol de la mujer está bien delimitado y donde al no cumplirlo, todo el peso de la discriminación cae sobre ellas por no saber cocinar bien un plato de pasta, no hablar correctamente el italiano o simplemente por ser más oscuras de piel. Con esto se rompen dos estereotipos: el primero es que la mujer latinoamericana viene a Italia para emanciparse y liberarse, el segundo es que a pesar de venir de un país en vías de desarrollo, muchas veces son ellas las de mayor poder adquisitivo que sus maridos o sus familias.

 

En México el problema es que te tratan bien pero luego te ponen los cuernos. En Italia te tratan mal pero al menos sabes que no están con otras mujeres porque al final los italianos son muy familiares (Rita, 45 años, divorciada, vive en Florencia con sus dos hijos italomexicanos desde hace más de 20 años).


 

El sueño a realizar consiste en casarse y tener una familia, pero una vez cum- plido, las mujeres se quejan de quedar convertidas en simples amas de casa. Algu- nas de ellas pasan de pertenecer a la clase alta mexicana a ser parte de la clase media italiana. La migración las lleva a tener un desplazamiento descendiente de clase, no son más las mujeres que solían ser. Esto destaca la fuerza, la actualidad y la profundidad social del ideal social vinculado al matrimonio. Sin embargo, en términos de conveniencia, ¿realmente conviene casarse con un italiano?

No existe un migrante neutro; el sexo de una persona, el género y la orienta- ción sexual; juega de manera inevitable con cada una de las fases de la experiencia migratoria. Los matrimonios biculturales son como un micro laboratorio intercul- tural en donde es posible ver con más claridad los procesos de integración (y de exclusión) de los migrantes.

Para Simmel (Cattarinussi, 1999; Sabido, 2015), el amor es una experiencia totalizadora en tanto que involucra el Yo en toda su entereza. Sin embargo, tam- bién es una forma de interacción única que pone en relación a dos totalidades, dos sujetos listos a ponerse en juego, a exponerse al riesgo a veces mortal de dejarse contaminar por el otro, de dejarse alterar o transformar, sin caer n en la trampa del olvido o de la anulación del otro, porque el amor exige diferenciación, el recí- proco reconocimiento de dos individualidades únicas e insustituibles. Simmel ve en esa función de riesgo que cumple el amor, una característica que lo vuelve impres- cindible para el orden social. Los sentimientos representan una traducción social y culturalmente elaborada de las emociones, así como uno de los fundamentos del orden social en cuanto instrumentos de comunicación, socialización y control (Toffanin, 2014).

Hay una serie de representaciones, prácticas y significados asociados al amor que parecen intensificarse cuando se atraviesa por la experiencia migratoria. El amor se vuelve entonces un elemento relevante en el análisis de procesos recono- cidos como identitarios. Es como si a través del constructo del amor, las mujeres entrevistadas para este investigación reconocieran su modo de estar en el mundo.

Sin embargo, en varias representaciones del amor romántico se hacen evidentes las asimetrías de poder (Foucault, 1992), lo cual problematiza al sujeto, la identi- dad cultural y la autorrepresentación. Desde el punto de vista de los estudios poscoloniales que aún hoy se cuestionan y problematizan la relación entre Améri- ca Latina y Europa, surge la cuestión respecto a la pareja bicultural como un mo- delo que facilita las dinámicas de subordinación consensuada.

Pero entonces, ¿es el sueño del amor romántico lo que empuja a estas mujeres a migrar a la subordinación y a la sumisión doméstica? De ahí se desprende una gran contradicción: el objetivo inicial es alejarse de un modelo machista en donde parece imposible establecer una relación comprometida con posibilidades de cons- truir una familia. Sin embargo, al llegar a Italia como parte de una Europa su-


 

puestamente emancipada, se encuentran con que el machismo no tiene nacionali- dad y que por ende, no es un rasgo exclusivo lo de México y/o de los países latinoamericanos como originalmente pensaban. Hombres y mujeres asumen en sus propios roles de género, diversas representaciones estereotipadas del amor que corresponden a los referentes culturales del país de origen.

El amor en las parejas biculturales parte entonces de un referente con, basado en un repertorio social y cultural compartido, pero utilizado en modo diverso. El modelo de la masculinidad europea vs. la feminidad latinoamericana: dos estereotipos que se encuentran; además de un tercer estereotipo, que es el que tiene la sociedad italiana de sus propias mujeres.

Sin embargo si bien la experiencia migratoria por amor ha resultado negativa cuando se asocia a relaciones potencialmente opresoras, resulta positiva cuando en efecto, da pie al empoderamiento femenino. Varias de las informantes manifiestan que a pesar del desplazamiento de clase, y de las dinámicas racistas y de discrimi- nación que las circundan en la sociedad italiana, han logrado, además de hacer una familia, un desarrollo profesional y económico.

 

Yo con mi familia teníamos una estética. Yo era muy buena y tenía mis clientas. Luego conocí a Alessandro, me embaracé y pues me vine a Roma. Acá no hacía nada, él se iba a fiestas que porque se aburría.¡¿Y piensas que yo no?! Pensaba… luego me embaracé otra vez y pues menos. (…) Ahorita ya estoy en un curso de Trucco permanente” y me gusta mucho, y ya hasta la otra vez me pagaron y todo. Mis suegros, me cuidan a los niños (María, 27 años, originaria de Yucatán, vive en Roma desde hace 4 años).

 

Sin embargo, las dinámicas clasistas que se daban en México se reproducen con y a pesar de la migración. La mujer mexicana busca hacer una distinción con el resto de las migrantes latinoamericanas en Italia que como ellas, entran en la cate- goría legal de “extracomunitarias” (personas cuyo origen está fuera de la comuni- dad europea). La lucha por esta distinción también se relaciona con los estereotipos que se le atribuyen a las mujeres latinoamericanas en Italia: la hipersexualización (Toffanin, 2015), es decir, visualizar a la mujer latina como un sujeto sexual y erotizado por su procedencia “exótica”; y el de la mujer interesada y convenencie- ra, cuyo único interés es el económico y/o social que pueden tener al casarse con un italiano dado que provienen de un país del Tercer Mundo. Ante este tipo de violencia simbólica (Bourdieu, 1977), muchas mujeres prefieren asumirse como italianas, discriminando incluso a otras migrantes.

 

Yo no soy migrante, yo vine en avión, no en lancha. Además, yo vine a casarme, no a trabajar de sirvienta (Daniela, 37 años, originaria de Ciudad de México, solía ser una wedding planner, hoy es ama de casa).


 

Las mujeres se enfrentan a situaciones de violencia no lo de parte de su cón- yuge o de la sociedad a la que intentan integrarse, sin siquiera darse cuenta que están siendo víctimas de discriminación y/o racismo; también hay una fuerte pre- sión de parte de las mujeres que podrían resultar más cercanas a su entorno: sue- gras, cuñadas, vecinas. Se reconoce a través de los testimonios de las informantes, que hay una violencia que se ejerce de hombres a mujeres y de mujeres a mujeres. Las experiencias migratorias vehiculadas por el amor, se enfrentan a significa-  dos múltiples y heterogéneos que tienen que ver con el amor romántico, la de- pendencia y el sacrificio por la relación y lo que significa construir una familia en “armonía y reciprocidad”. El amor termina por justificar ante los demás, pero sobre todo ante ellas mismas la propia migración, se convierte en un valor social

que las identifica.

 

 

NARRACIÓN Y AUTORREPRESENTACIÓN

A partir de la narrativa que nace a raíz de las entrevistas, es posible a través de los sentimientos y emociones que manifiestan, profundizar desde el punto de vista de los sujetos y desde el horizonte simbólico y social en que se sian los procesos en que el género es construido como “práctica social continuamente realizada” (Con- nell, 2006; Toffanin, 2014).

En las reconstrucciones narrativas sobre las relaciones amorosas que llevan a estas mujeres a la migración, hay también una reconstrucción identitaria que se logra justo a través del acto de “narrar”. En el narrar, hay representación y una ilusión de identidad que se construye a través de la memoria y se traduce en parte de la historia oral del sujeto. En el contexto migratorio en el que se ubican estas mujeres, la narración se vuelve al mismo tiempo identificación y autorrepresenta- ción.

En la narración que surge a través de la entrevista, se activan y se hacen evi- dentes aquellas dimensiones que constituyen a estas mujeres y que se han perdido con la migración, lo que en consecuencia, las ha debilitado en su reconocerse y autorrepresentarse.

La narración está condicionada por la memoria y es a través de ésta que mu- chos patrones culturales hereditarios sobreviven a pesar de la migración. Si bien la memoria es el vínculo que se tiene con el pasado para hacer una interpretación del presente; en el caso de las entrevistas se develan los constructos imaginarios que se tienen respecto a la relación entre América Latina y Europa.

Las entrevistas, junto con la observación etnográfica, han sido construidas co- mo “historias de vida; lo cual permite un análisis sobre el sustento narrativo de las informantes que permite profundizar en la crisis de pertenencia, identidad y he- rencia cultural. Se vuelve evidente que hay un shock en los procesos culturales, la


 

experiencia de viaje migratorio, los mecanismos de integración y los continuos esfuerzos por mantener una “identidad nacional que hoy se encuentra agredida.

Los patrones culturales que preservan los estereotipos y roles sociales de lo que significa ser mujer, madre, esposa, viuda; ante la migración se ven modificados, rotos o por el contrario, exacerbados. Marcela por ejemplo, es una mujer de 42 años, viuda desde hace ocho, que es incapaz de regresar a México en gran medida por el peso social que significa en su entorno ser viuda. De un modo u otro, ella considera que vino a casarse y construir una familia, y falló. Otro ejemplo, que evidencia la dificultad de asumir el rol de una madre latina en Italia es cuando se trata de la educación de hijos biculturales, en donde socialmente pareciera no haber un soporte para ni siquiera hablar la lengua materna.

 

Mi hija cuando le hablo en español me entiende todo perfecto, pero yo creo que luego le da flojera o pena. (…) En la escuela la maestra me dijo el otro día, así como jugando, que ya todos en la escuela estaban aprendiendo el español gracias a que mi hija se confunde (Elvira, 36 años, vive desde hace 5 años en la Isla de Capri en el sur de Italia).

 

Las instituciones culturales influyen en la representación al imponer modelos culturales a través de canciones, publicidad, cine, teatro, literatura, televisión, etc.

 

 

Tabla 2 Distribucn por regiones

Extranjeros residentes en Italia con ciudadanía mexicana al 1 de marzo de cada año (2010-2016)

 

Región

2016

2015

2014

2013

2012

2011

2010

1. Abruzzo

70

73

86

74

66

73

71

2. Basilicata

7

8

10

9

6

9

8

3. Calabria

74

65

70

55

52

72

107

4. Campania

159

150

153

138

128

151

135

5. Emilia-Romagna

240

247

252

233

216

241

240

6. Friuli Venezia Giulia

88

86

91

95

83

94

85

7. Lazio

1 339

1 314

1 557

1 033

928

1 564

1 441

8. Liguria

74

77

82

72

67

63

56

9. Lombardia

759

748

746

662

604

689

646

10. Marche

68

66

66

63

55

64

59

11. Molise

6

5

3

4

4

3

3

12. Piemonte

250

243

257

255

229

237

200

13. Puglia

87

74

76

67

61

66

54

14. Sardegna

52

44

47

38

39

32

25

15. Sicilia

126

139

132

123

115

109

110

16. Toscana

282

280

288

288

169

309

261

17. Trentino-Alto Edige

59

54

59

51

47

54

48

18. Umbria

67

58

60

63

64

67

53

19. Valle dAosta

3

3

3

5

5

6

4

20. Veneto

317

310

319

315

296

294

272

Total Italia

4 127

4 044

4 357

363

3 334

4 197

3 878


 

Durante la década de los cuarenta en México, el arte y la publicidad hacían representaciones de índole folklórico que estarían influidas principalmente por la corriente de modernización y desarrollismo que tenía el país y por el nacionalismo existente entre los artistas de la época, especialmente los muralistas. En estas re- presentaciones que buscaban mostrar al mundo la identidad moderna del mexi- cano, había una exotización y erotización de los indígenas, y el cánon de belleza de la mujer mexicana emulaba al modelo colonizador español.

Actualmente basta buscar donna messicana (en italiano) y “mujer mexicana” en Google, uno de los principales y más populares buscadores de Internet para notar las diferencias en cuanto a la representación y autorrepresentación de la mujer mexicana en Italia y en México.

 

 

CONCLUSIONES

Dar a las entrevistas un enfoque narrativo permite a la investigación profundizar en las distintas etapas del itinerario migrante (Napolitano, 2015) que no tiene fin, pues a pesar de que haya un cambio en el estatus migratorio a nivel legal, jamás se deja de ser migrante a nivel social.

Si bien los acuerdos bilaterales entre Italia y México firmados en el 2012 han tenido un impacto en las políticas migratorias entre ambos países, la migración mexicana en Italia es n reciente. A diferencia de otros flujos migratorios en Italia como en el caso de la migración procedente de China o Senegal; los mexicanos y mexicanas, normalmente llegan a Italia sin una red de sostén en la migración (ni económica, ni emocional), teniendo que construir forzadamente una red con la familia y amigos del cónyuge. La relación parte ya desde el inicio de una posición subordinada. Las relaciones de poder externas a las que las mujeres se tienen que enfrentar (país), esconden las relaciones de poder internas (pareja, familia).

El hecho de trabajar con un grupo pequeño a nivel estadístico, ofrece la posibi- lidad de profundizar el análisis de los procesos identitarios y de representación que se manifiestan en el narrar sus historias de migración-amor. Haciendo hincapié en tres puntos de análisis:

 

     Asimetrías de género

     Asimetrías poscoloniales (dominado/ dominante)

     Asimetrías asociadas a la condición migratoria.

 

Las asimetrías de poder generan una dependencia que ante el estrés que la migración produce, muchas veces se dejan de reconocer e identificar.


 


 

 

Abric, Jean Claude


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