URBANICIDAD, ETNICIDADY LAS DIFERENCIACIONES ÉTNICAS…                63

 
URBANIDAD, ETNICIDAD Y LAS DIFERENCIACIONES ÉTNICAS ENTRE ESTUDIANTES EN SAN CRISBAL DE LAS CASAS, MÉXICO

 

 

Juris Tipa

Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH),UNAM

correo electrónico: juris.tipa@gmail.com

 

RECIBIDO: 21 DE JUNIO DE 2017; ACEPTADO: 30 DE SEPTIEMBRE 2017

 

Resumen: El presente artículo explora los componentes decisivos en la heteroadscripción y la autoadscripción étnica, como elementos “nominales” y elementos “activados” que una perso- na emplea en la categorización étnica. Utilizando metodología mixta, se analiza cómo estos elementos se priorizan y cambian entre jóvenes que estudian en la Universidad Intercultural de Chiapas, ubicada en el sureste de México.

Se concluye que los elementos de la categorización étnica dependen de una compleja im- bricación entre el nivel de urbanización, la descendencia y la lengua materna de la persona. Además, con el propósito de desarrollar las bases para una tipología de distintas formas de etnicidad, se discute la posesión y las estrategias del uso de los elementos “nominales” y los elementos “activados” de la etnicidad.

 

Palabras clave: etnicidad, urbanidad, autoadscripción étnica, membrea étnica, jóvenes.

 

Abstract: This article explores the decisive components in ethnic hetero- and self- identification in a form of “nominal and “activated elements that a person employs in eth- nic categorization. Using mixed methodology, it is analyzed how these elements are priori- tized and changed among youngsters who study at the Intercultural University of Chiapas, located in the southeast of Mexico.

It concludes that the elements of ethnic categorization depend on complex imbrications between level of urbanity, descendance and the native language of the person. In addition, with the purpose of developing the bases for a typology of different forms of ethnicity, the possession and the strategic use of “nominal and “activated” elements of ethnicity are dis- cussed.

 

Key words: ethnicity, urbanity, ethnic self-identification, ethnic membership, youngsters.


 

INTRODUCCIÓN: EMIC, ETIC Y LAS TRAMAS DE LA ETNIZACIÓN

La etnicidad, como una forma de categorización sociocultural, es un concepto y una categoría de análisis que frecuentemente ha estado en el enfoque principal de muchos estudios sociales, sobre todo de sociología y antropología social. Al mismo tiempo, es un concepto altamente controversial que ha sido utilizado de formas distintas, sin poder llegar a un consenso entre la comunidad académica sobre qué es lo que se debería de entender por la etnicidad, así que también ha sido cuestio- nada la utilidad de dicho concepto (Giménez, 2006; rez Ruiz, 2007; Restrepo, 2004; Wade, 2000).

La polémica sobre la etnicidad, en gran medida, se debe al carácter ambiguo del concepto y los diferentes grados de rigidez” que se le pueden atribuir, sin considerar que en su “esencia” se trata de una adscripción identitaria, simultánea- mente individual y colectiva, que se encuentra en un continuo proceso y en un momento dado puede ser vislumbrada (expresada) o escondida (silenciada) por parte de la persona. Otro problema recurrente, cuando se utiliza la etnicidad co- mo una categoría de análisis, es el conflicto común al priorizar el uso categorial emic (el punto de vista del agente) sobre el etic (el punto de vista del observador), sin buscar un balance entre ambos. Es decir, lo expresado por parte del agente puede no coincidir con lo observado y viceversa, lo que eventualmente se convier- te en un campo de lucha simlica de poder entre el observado y el observador.

El objetivo principal del presente texto es hacer una aportación constructiva a dicha polémica, tanto de forma trica, como empírica. La “cuestión étnica” no puede ser ignorada analizando la realidad social y, sobre todo, en países como México donde la etnicidad y el “discurso étnico” (o “etnizador”) ha sido una de las columnas vertebrales tanto en la construcción de la nación, como en las prácticas cotidianas de violencia, discriminación y exclusión social (Alonso, 2007; Castillo Ramírez, 2014; Cruz Salazar, 2014; Hvostoff, 2009; Stavenhagen, 2001). Ades de los contextos socio-históricos donde la pertenencia y la clasificación étnica han tenido protagonismo en muchos procesos en la sociedad mexicana, actualmente el panorama de los estudios se han amplificado hacia el análisis de la incorporación de este sector de población en los procesos migratorios, su inserción en la vida urbana, su participación laboral y la reproducción de sus prácticas culturales, pro- pios de sus lugares de origen, en los lugares de destino que usualmente son las grandes ciudades en México y Estados Unidos (Ambriz Aguilar, 2015; Cruz Sala- zar, 2015; Ibarra Templos, 2015; Urteaga, 2008 y 2011: 261-329).

Lo anterior reafirma la importancia de la categoría de “etnicidaden México; sin embargo, a pesar de una impresionante cantidad de estudios, la “mecánica de la etnicidad o las lógicas subyacentes en la categorización sociocultural en térmi- nos étnico/no-étnico ha tenido papel secundario, aunque es una discusión esen- cialmente necesaria para poder entender mo la etnicidad funciona desde la


 

experiencia de las y los agentes. Como ya se mencionó, el presente estudio analiza dicha mecánica, priorizando el punto de vista emic, pero sin ignorar el punto de vista etic, proporcionado por los mismos sujetos del estudio, porque cada observa- do también es observador y cuenta con la misma necesidad de clasificar la realidad social para poder actuar en ella.

Quienes protagonizan esta exploración son jóvenes que se encuentran estu- diando en la Universidad Intercultural de Chiapas (UNICH), en la sede “San Cris- tóbal de Las Casas”, ubicada en el sureste de México. Dicha elección se debe a la complejidad y la diversidad sociocultural de la población estudiantil de la UNICH; son jóvenes que provienen de distintos contextos étnicos y no étnicos, al igual que de distintos tipos de poblaciones, tanto rurales como urbanas. Sin embargo, se encuentran dentro de la misma institución educativa, en un contexto donde son inevitables la interacción y las categorizaciones socioculturales internas. En este sentido, algunas de las interrogantes que enmarcan el presente estudio son las siguientes: ¿qué elementos “nominales” y “activados” de la etnicidad emplean estos jóvenes en la heteroadscripción y la autoadscripción étnica? y ¿si a mayor grado de urbanización se modifica la autoadscripción étnica y de qué forma?

La base empírica para este estudio consiste de metodología mixta, empleando como instrumentos de investigación entrevistas a profundidad con estudiantes y una encuesta con muestra representativa (n=204) estratificada, aplicada a la pobla- ción estudiantil de la UNICH, en la sede “San Cristóbal de Las Casas”.

 

 

LA ETNICIDAD COMO UN GRUPO DE MEMBRESÍA

Existen por lo menos dos paradigmas principales para entender e interpretar el concepto de la “etnicidad”: el primordialismo-culturalismo y el instrumentalismo- constructivismo, de los cuales de una u otra manera se nutren las demás perspecti- vas tricas contemporáneas. El primordialismo-culturalismo étnico, a pesar de las fuertes críticas, ha podido sostener una estable postura y cuerpo conceptual hasta hoy en día. Según esta perspectiva, en su forma csica, la etnicidad surge de un proceso “natural que ha existido a lo largo de la historia humana y los grupos étnicos modernos conllevan esta continuidad histórica desde el pasado lejano (“la- zos primordiales”), basados en el linaje y en elementos culturales compartidos y esencializados (el idioma, costumbres-tradiciones, etc.). Además, se sostiene la idea que la etnicidad está estrechamente ligada al surgimiento de las naciones moder- nas (Smith, 2009). Clifford Geertz (1992: 219-261), uno de los autores principales de la perspectiva primordialista, argumenta que los grupos étnicos están sosteni- dos por “apegos primordiales” o hechos dados” como el parentesco (descendencia o linaje), los rasgos fisionómicos, la lengua, la religión, la tradición (las costumbres) y el apego territorial por nacimiento. Esto no quiere decir que el origen étnico sea


 

primordial en sí, sino que los humanos lo perciben como tal por estar fuertemente integrado en su experiencia del mundo. Consecuentemente, la crítica al primordia- lismo indica que se ignora la construcción social e histórica de los grupos étnicos y las naciones, dando por sentado su origen “natural o “primordial”.

El instrumentalismo-constructivismo, por su lado, postula que la etnicidad es una construcción social y la gente tiene la capacidad de “cortar y mezclar una variedad de herencias étnicas y culturales para formar sus propias identidades individuales y colectivas. De esta forma, la etnicidad aparece como un instrumento estratégico que puede ser utilizado para mediar las relaciones sociales y negociar el acceso a distintos recursos, principalmente, los recursos económicos y políticos (Baumann, 2004). Fredrik Barth (1979), uno de los autores clásicos del instrumen- talismo, describe los grupos étnicos como formas de organización social a partir de las diferencias culturales que sirven para construir fronteras simlicas. Según Barth, dichas diferenciaciones culturales no deberían ser tomadas como objetivas, están subjetivamente definidas y seleccionadas como significativas por los actores sociales. De esa manera esos se clasifican a mismos (autoadscripción) y a la vez clasifican y son clasificados por los demás (heteroadscripción) con fines de interac- ción y diferenciación. Entendiendo la etnicidad como un recurso”, se convierte en una forma de “capital simbólico”,1 como una “herramienta” para la competencia social, porque es política, contextual y circunstancial.

No obstante, también el instrumentalismo ha sido fuertemente discutido y criticado. La reducción de la etnicidad a las relaciones económicas y políticas, fre- cuentemente resulta en el abandono de las dimensiones culturales de la etnia y las dimensiones psicológicas de la identidad (Baumann, 2004). La etnicidad, entonces, se vuelve algo racional, mercantil y casi maquiavélico, y se ignoran las cualidades de las adscripciones culturales de la identidad étnica que pueden ser un aspecto importante del “sentido de mismo” de un individuo. Básicamente, el comporta- miento humano no siempre es esencialmente racional y dirigido hacia la maximi- zación de los resultados de los intereses propios (Baumann, 2004: 14; Smith, 2000: 153-159).

En resumen, las etnias son entidades que emergen de la diferenciación cultural subjetivamente elaborada y percibida en un contexto de relaciones interétnicas e intergrupales2 (Giménez, 2006: 133). Justamente, esta construcción a través de la diferenciación es lo que hace a un grupo étnico real”. Reinterpretando a Kanchan

 

1 Aquí se retoma la clásica propuesta de Pierre Bourdieu (2001: 17-18) sobre las formas de capital, donde el capital simbólico es una propiedad intangible del agente (y las demás formas del capital) que existe sólo cuando esté reconocida por los demás, así que ésta funciona a través de las nociones de prestigio y el reconocimiento.

2 Por ejemplo, en relación con la nación.


 

Chandra (2012: 9-11), se trata de la posesión de los elementos “nominales” o los atributos que definen la elegibilidad para la membresía a un grupo étnico, y los elementos “activados” o los atributos que la persona utiliza para manifestar su membresía y estar heteroadscrita a un grupo. Estos elementos culturales usual- mente son un idioma diferente a los demás que usualmente define el nombre de la etnia, un territorio consagrado como “primordial”, una descendencia y una cultura con, considerada como “auténtica”. Sin embargo, entre estos, el idioma puede ser considerado como uno de los elementos fundamentales en las adscrip- ciones étnicas y en la diferenciación cultural, siendo una de las columnas vertebra- les de la cultura y el principal sistema de pensamiento (Fábregas Puig, 2012: 1-4). Consecuentemente, la etnicidad es una condición contextual que puede contener simultáneamente varios elementos de la membresía étnica que pueden ser utiliza- dos aisladamente o en conjunto, dependiendo de con cuántos elementos la perso- na cuente.

 

ETNICIDAD EN MÉXICO Y EN CHIAPAS

En México, al igual que en otros países de América Latina, la interpretación de la etnicidad marca una división antagónica, basada en las relaciones de poder entre lo étnico y lo nacional, donde lo étnico está ubicado en una posición marginal, deste- rritorializada (el territorio es su objeto de reclamo), subordinada y minoritaria (consecuentemente-oprimida); como “algo” que no pudo o no quiso ser parte de “la nación” (Giménez, 2000: 49-53). Lo étnico se vincula a un esquema de domina- ción que se extiende desde el estigma y la reivindicación del trauma de la coloniza- ción, con consecuente degradación cultural”, donde el “atraso” es considerado con respecto a la modernidad, al sometimiento político y la exclusión socioeconómica (Stavenhagen, 2001). La interacción asimétrica entre grupos sociales con culturas e identidades diferentes, condiciona la construcción de un “otro” inferiorizado y estigmatizado de tal forma que éste adquiere el carácter de grupo étnico”, donde lo étnico aparece como una cualidad que se atribuye desde el poder al “otro”, al dominado, al que se supone y se construye como culturalmente diferente (Pérez Ruiz, 2007). En los estudios socioculturales dicho proceso ha sido denominado como etnización”.

Sin embargo, se debe considerar que, incluso en el caso de México, este proceso no debería ser visto como unidireccional. Ya que en efecto, si bien un grupo parti- cular es construido como “culturalmente diferente”, también, simultáneamente ese grupo está construyendo a otros grupos3 como diferentes. De igual manera, el cacter de un grupo étnico puede ser autoadscrito para tomar y defender una

 

3 Por ejemplo, al “grupo opresor”.


 

posición en relaciones asimétricas con el fin de enfatizar la cualidad de ser cultu- ralmente diferente, lo que no necesariamente involucra posicionarse como “cultu- ralmente inferior”, sino fortalecer una identidad cultural considerada como “auténtica”. De ahí que podemos hablar no lo de “etnizar”, sino también de “etnizarse”; por ejemplo, cuando una persona o un grupo se atribuyen característi- cas étnicas en un cierto contexto, con una intención en su discurso y un posiciona- miento estratégico ante el “otro”.

El estado de Chiapas y, particularmente, San Cristóbal de las Casas y sus alre- dedores, tiene una historia compleja con respecto a las tensiones interétnicas e interpoblacionales, entre la población originaria de la región y la población del origen transatlántico que llegó a establecerse ahí hace siglos, es decir, desde la dominación española colonial hasta la dominación nacional poscolonial actual. Esta ciudad ha sido marcada por una aguda segregación espacial urbana, basada en las diferencias culturales y en los rasgos fenotipizados o racializados”. La turbulenta migración urbana entre los grupos étnicos (sobre todo, tsotsiles y tseltales), ha resultado en una continua segregación, marginalización socioeconómica4 y estig- matización cultural (Hvostoff, 2009; Ruiz, 2006; Rus, 2009). Aunque actualmente las barreras discriminatorias se han vuelto más latentes, tales siguen existiendo tanto en el imaginario con, como en las prácticas cotidianas de muchos sancris- tobalenses (Cruz Salazar, 2006; Serrano, 2012).

En el contexto de las relaciones donde se integran las categorías de etnicidad y el estrato socioeconómico, Peter Wade (2000: 56-59), utilizando varios trabajos etnográficos hechos en los años setenta en los Altos de Chiapas, describe algunos momentos del sistema socioeconómico donde participaron las etnias y la población “singularmente mexicana”. Los habitantes de San Cristóbal de Las Casas, en su mayoría, se autodefinen como ladinos” y “coletos”,5 que no es lo mismo; dentro de la población coleta o sancristobalense están “los auténticos coletos” que llevan muchas generaciones en San Cristóbal y “los ladinos” o los mexicanos “no indíge- nas” que es un término utilizado por las etnias para nombrar a personas “mesti- zas”. Además, la palabra “ladino” refiere a la gente “hábil o “mañosa”. Sin embargo, actualmente también puede llamarse despectivamente ladinos” a aque- llas personas de las etnias que se han urbanizado y que se visten como mestizos”, que han dejado de hablar su lengua materna y que llevan una vida alejada de las costumbres de su pueblo (Cruz Salazar, 2014: 65).

 

4 Inserción en las estructuras del comercio en la ciudad como los mercados, el comercio ambulante, los servicios del trasporte blico y los puestos no-administrativos en los hoteles.

5 Tania Cruz Salazar (2014: 65) afirma que la palabra “coleto” proviene de la “coleta de los españoles conquistadores” y en Chiapas es utilizada para denominar a los originarios de la ciudad. Particular- mente, para autodefinirse como descendientes de los españoles de la Colonia.


 

Estos acontecimientos deben ser tomados en cuenta para entender que la etni- cidad en el caso de Chiapas, al igual que en otros estados de México, adquiere una importancia particular cuando se trata de discriminación y exclusión social. Aun- que las y los sujetos de este estudio se encuentren en una institución de educación superior que está promoviendo los ideales de la interculturalidad o interacción culturalmente simétrica y mutuamente complementaria, cada uno de ellos y ellas forman parte de esta realidad poco fácil y poco tolerante.

 

 

LAS ADSCRIPCIONES ÉTNICAS Y LAS NOCIONES DE LA ETNICIDAD ENTRE ESTUDIANTES DE LA UNICH: ACERCAMIENTO CUANTITATIVO

La UNICH fue creada el primero de diciembre del año 2004 y abierta a estudiantes desde agosto del año 2005. Es la segunda institución de educación superior intercultu- ral en México. El modelo intercultural de educación superior implica una comunica- ción comprensiva entre las distintas culturas que conviven en el mismo espacio, con la meta de causar enriquecimiento mutuo, el reconocimiento y la valoración de cada una de ellas dentro del marco de igualdad (o de relaciones simétricas”). En México, al igual que en algunos otros países latinoamericanos, este modelo de interacción ha sido implementado de forma institucional en las Universidades Interculturales (UI) que son multtnicas y sus contenidos educativos intentan integrar tanto los saberes modernos-científicos”, como los “tradicionales”, propios a las etnias (Tipa, 2017).

Simultáneamente, las UI son espacios por excelencia para analizar los procesos de etnización y las diferenciaciones étnicas, porque sus poblaciones estudiantiles consis- ten de personas que provienen de alguna etnia, al igual que de estudiantes que no expresan alguna adscripción étnica. En el caso de la UNICH también existe una gran diversidad al respecto a los lugares de procedencia de sus estudiantes: hay jóvenes que son de las ciudades, de cabeceras municipales, al igual que de poblaciones pe- queñas como pueblos y/o comunidades.6 El presente estudio se enfoca en la relación entre la lengua materna, la adscripción étnica y el grado de la urbanización del lugar donde la persona creció, al igual que la recuperación y la reproducción de la etnicidad a través de instituciones como la familia y la universidad. Para mostrar cómo las categorías étnicas y la identificación étnica funcionan al nivel cotidiano, se analizarán las opiniones y reflexiones de los estudiantes de la UNICH de dos formas. La primera consiste de los resultados de la encuesta aplicada a la población estudian- til de la UNICH, mientras en la segunda se priorizarán los testimonios de las y los

 

 

 

6 Para las y los estudiantes la “comunidad” tiene una connotación “étnica”, mientras pueblo” no necesariamente la tiene.


 

jóvenes acerca de su autoadscripción étnica y las lógicas que están empleadas en la heteroadscripción étnica.

La muestra (n=204) para dicha encuesta fue hecha de manera representativita, estratificada según el sexo, la carrera y la lengua materna7 de la persona. En el sub- secuente análisis fueron utilizados estadísticos descriptivos, tablas de frecuencias y de contingencia (“tablas cruzadas”), para poder explorar la relación entre la autoads- cripción étnica de la persona y las principales razones de tal adscripción, analizando estos datos en conjunto con la lengua materna y el tipo de población donde la per- sona creció.

Los datos para la muestra fueron retomados del informe del rector de la UNICH del semestre febrero-junio del año 2015. En aquel momento en la sede principal de la universidad, “San Cristóbal de Las Casas”, estaban estudiando 1 088 jóvenes, de los cuales 39% eran hablantes nativos del castellano, mientras para la mayoría de 61% su lengua materna era uno de los idiomas regionales de Chiapas (tsotsil, tsletal, ch’ol, zoque o alguna otra).

Casi la mitad de las personas encuestadas (44%) indicaron que su lengua materna es el castellano, mientras 56% tienen como su primer idioma alguna lengua regional. Esto indica una ligera diferencia de 5% en comparación con los datos oficiales de la UNICH, lo cual se puede explicar por varias razones: 1) al entrar en la UNICH los estudiantes solían subdeclararsu manejo nativo del castellano, 2) por parte de la universidad se preguntaba por el manejo del idioma particular en lugar de pregun- tar por el idioma materno, o 3) algunos estudiantesdescubrieron” su precedencia étnica y la reivindicaron durante sus estudios en la UNICH.

Para los fines de análisis, las y los hablantes nativos de tseltal, tsotsil, zoque, ch’ol o alguna otra que esté presente entre la población estudiantil de la UNICH, fueron agrupados en la categoría otra”. Casi todos los estudiantes (97%) cuya lengua ma- terna es alguno de los idiomas regionales contestaron afirmativamente sobre su autoadscripción a alguna etnia, mientras la misma afirmación fue expresada por la cuarta parte de las y los hablantes nativos del castellano (Gráfica 1).

Además, el hecho de autoadscribirse como tsotsil, tseltal o ch’ol coincide con el idioma materno particular de la persona (Gráfica 2), sólo el 2% de hablantes nativos de tseltal se consideran tsotsiles, mientras el 3% de los hablantes de tsotsil se conside- ran como tseltales. Esto indica que 1) prácticamente no existe una transversalidad étnica” o una “ambigüedad étnica”8 entre estudiantes que son hablantes nativos de alguna lengua regional y, 2) el idioma materno sigue formando una relación decisiva para la autoadscripción étnica.

 

7 O el primer idioma”.

8 Es decir, cuando una persona con elementos nominales para una membresía étnica particular no se auto-adscribe al grupo étnico correspondiente.


 

Gráfica 1. Autoadscripción étnica sen lengua materna (fuente: elaboración propia).

 

 

 

 

 

Gráfica 2. Autoadscripción a una etnia sen lengua materna (fuente: elaboración propia).


 

Es muy llamativa esta parte de estudiantes que son hablantes de castellano, pero que se adscriben a alguna etnia. Justo ahí observamos los elementos nominales que son activados para la membresía étnica, independiente de la lengua materna.

Las razones para adscribirse a un grupo étnico son varias; sin embargo, el idioma sigue siendo el recurso más utilizado para la autoadscripción étnica, aunque no de forma exclusiva: sólo el 43% de jóvenes cuya lengua materna no es la caste- llana indicaron que el idioma es uno de los elementos decisivos para considerarse de una etnia, mientras que el 27% indicaron el argumento territorial (“ser de una comunidad”)9 y en el 20% de los casos fue utilizada la descendencia (o el linaje) y el aspecto “cultural” en forma de tradiciones y costumbres (Gráfica 3). Aquí la gama de elementos activados para la membresía étnica es bastante amplia y es muy probable que muchos de ellos se presentaron en conjunto.

La argumentación a favor de una pertenencia étnica por parte de jóvenes cuya lengua materna es el castellano nos presenta un panorama distinto: la gamma de elementos es más estrecho y, como entre las y los hablantes nativos del castellano no existe el recurso del “idioma particular que represente a una etnia, en la ma- yoría de los casos está utilizado el argumento de la descendencia, sea de ambos padres o, a diferencia de los demás grupos linísticos, sólo de uno de ellos. Tam- bién se muestra de forma explícita que la manutención de tradiciones” y el terri- torio (comunidad) en este caso juegan papel menos importante.

 

Gráfica 3. Las razones de autoadscripción a una etnia sen lengua materna (fuente: elaboración propia)

 

9 Se debe de tomar en cuenta que no se sabe si con “ser de comunidad la persona se refiere al lugar de nacimiento o el lugar donde vive. Este aspecto será abordado más adelante.


 

 

Es importante mencionar que la opción “otro” donde la persona pudo escribir cualquier otro argumento a favor de su adscripción étnica no contó con muchos aportes y la adscripción étnica en el caso de la población estudiantil de la UNICH sigue girando en torno a los “bastiones” clásicos de la etnicidad: el idioma, la des- cendencia, el territorio y las prácticas culturales tradicionales” que usualmente son la participación en las fiestas y el uso del traje tradicional.

El grado de urbanización es un factor bastante importante tanto en el caso de la autoadscripción étnica, como en el uso de los elementos activados de la mem- bresía étnica. lo la mitad de estudiantes que crecieron en la ciudad expresaron una adscripción étnica, así el porcentaje de las respuestas afirmativas ascienden con poblaciones más cercanas a lo rural, culminando con el 93% de afirmaciones en el caso de las personas jóvenes que crecieron en la comunidad (Gráfica 4).

En el caso de los lugares urbanizados (ciudad, cabecera municipal) se utiliza más frecuentemente el elemento descendencia”, mientras en contextos rurales (pueblo, comunidad) prevalece el elemento del idioma (Gráfica 5). El argumento del territorio” presenta una mecánica semejante al uso del aspecto “cultural” que son los menos mencionados entre las personas que crecieron en la ciudad, mien- tras son más importantes (incluso más que la “descendencia”) para las personas que provienen de contextos rurales.

Vale la pena indicar que el 15% de las personas que crecieron en la ciudad o en un pueblo mencionan que se dieron cuenta que son de una etnia durante su estancia en la UNICH. Estos casos visibilizan el tema de un descubrimiento” y una construcción/reivindicación de la etnicidad que será abordado más adelante en este trabajo.

 

 

Gráfica 4. Autoadscripción étnica sen el lugar donde la persona creció (fuente: elaboración propia)


 

Resumiendo, se puede afirmar que el uso de técnicas cuantitativas, a pesar de ser muy poco comunes, son bastante fructíferas. Este tipo de acercamiento al tema permite identificar un cuadro general donde podemos ver que el idioma es la referencia principal para las autoadscripciones étnicas, aunque no de forma exclusiva, pues se complementa con otros elementos. Cuando el idioma no puede ser activado como un elemento para la membresía étnica, la descendencia se convierte en el argumento principal de autoadscripción y es más característico para las personas que han crecido en las ciudades o cabeceras municipales, es decir, poblaciones urbanas o urbanizadas.

 

Gráfica 5. Las razones e autoadscripción a una etnia según el lugar donde la persona creció (fuente: elaboración propia)

 

 

LAS ADSCRIPCIONES ÉTNICAS Y LAS NOCIONES DE LA ETNICIDAD ENTRE ESTUDIANTES DE LA UNICH: ACERCAMIENTO CUALITATIVO

Para la parte cualitativa de este estudio fueron empleadas entrevistas a pro- fundidad con estudiantes activos de la UNICH. En total fueron concluidas 20 entrevistas, con hombres y mujeres que provienen de alguna etnia, y con las y los que no expresaron tal adscripción. En las entrevistas fueron profundi- zadas las interrogantes sobre la autoadscripción étnica, no obstante, también se puso un énfasis particular sobre los elementos culturales que son empleados a la hora de clasificar a los demás en rminos étnicos, es decir, la heteroadscripción étnica.


 

Como ya fue mencionado, la autoadscripción étnica de aquella cuarta parte de las y los estudiantes que se identificaron como hablantes nativos de castellano, se debe a varias razones, independientemente del hecho que no manejan el idioma particular del grupo étnico al cual se adscriben. Usualmente las y los jóvenes lo denominan como “pérdida de la lengua”:

 

¿Entre tus hermanos hablan en zoque?

No, ya se está perdiendo la lengua. La mayoría ya perdimos el hablar nuestra lengua. También en mi colonia ya no hablan zoque, ya todos en español. Es más fácil comuni- carse. Algunos que otros aún hablan, pero en la mayoría ya se perdió.

 

¿Y tú qué opinas sobre eso?

Creo que es lo que nos imponen la televisión, creo. Porque ya queremos ser lo que vemos y queremos imitar, ¿no? Queremos hablar bien y todo la cosa, y tener otro acento. Queremos ser como los demás, creo. También cuando te preguntan si hablas alguna lengua, y, pues lo niegas, ¿no? Aunque si, hablan.

Hombre, 21 años, hablante de zoque de Chiapa de Corzo.10

 

¿Oye, a qué edad aprendiste espol?

Mira, fue por obligación y no porque quería. Estuvimos viviendo en San Juan Chamu- la, pero tuvimos que ir a Simojovel porque mis papás no encontraban trabajo cuando éramos chiquitos. Y cuando llegamos no habían muchos paisanos, por decirlo así. No me gusta la palabra indígena. Y toda la gente allá habla español, entonces tuvimos que estudiar la preescolar y la primaria ahí y nadie nos entendía. Y los niños no se jun- taban con nosotros y no era así por discriminarnos, lo que no nos entendían. Enton- ces por esa necesidad tuvimos que aprender español, para que la misma sociedad pudiera entendernos. Ahí tuvimos seis años y ahí aprendí el español.

Mujer, 20 años, hablante de tsotsil de San Juan Chamula.

 

Estos testimonios nos describen tres elementos fundamentales que participan en el cambio sociocultural hacia la asimilación linística nacional y en la eliminación del elemento nominal dioma” para la membresía étnica: 1) las industrias culturales masivas, 2) la migración y 3) la educación pública básica. Esto no quiere decir que el hecho de aprender español por necesidad11 signifique un rechazo a otras dimensio- nes/elementos de la etnicidad, sino que junto con los contenidos de los medios masi- vos está creado un imaginario acerca de lo normal, basado en lo mayoritario y lo obligatorio, es decir, lo nacional, donde en términos reales aún no cabe una verdade- ra diferencia y diversidad sociocultural desde posiciones equitativas.

 

10 En las descripciones de los autores de las citas utiliza la palabra hablante” para referirme al idioma que los colaboradores mencionaron como su lengua materna o nativa.

11 Por ejemplo, por la migración o la educación blica obligatoria.


 

Otro momento importante es el espacio doméstico donde la no-enseñanza y la ausencia de práctica de la lengua nativa toman rostros estratégicos, basados en los elementos mencionados anteriormente.

 

¿Y en su casa en qué idioma hablan?

Cuando lo están mis papás, hablan tseltal, aunque ya meten tseltal y español. Ya es algo bien chistoso [se ríe]. Y con nosotros hablan español. Ahorita cuando ven que yo estoy aprendiendo a hablar tseltal, entonces están procurando a hablarme en tseltal.

 

¿Y por qué nunca les enseñaron tseltal?

[piensa] Creo que para ellos fue más… Este… Que veían que todos hablaban espa- ñol y creían más necesario hablar español. Porque en las escuelas es igual, en todas nos enseñaban en español y es por eso.

Mujer, 21 años de edad, hablante de tseltal de San Cristóbal de Las Casas.

Mi mamá es tseltal y mi papá es tsotsil. Lo malo fue que siempre me acostumbra- ron a español. Les daba pena hablar cuando vinieron a la ciudad. Y entonces ni ha- blaban con nosotros. Ahorita en la UNICH estoy tomando tsotsil por la comunidad a donde voy, por lo regular es más tsotsil.

Mujer, 21 años, hablante de castellano de San Cristóbal de Las Casas.

 

Junto con la intención de no enseñarles a los hijos el idioma nativo de sus pa- dres, se manifiesta un reciente cambio generacional en relación con el manejo linístico. Básicamente estamos hablando de la primera generación de jóvenes que a menudo no aprenden el idioma de sus padres por la ausencia de la práctica de este idioma en el espacio doméstico. Es decir, mientras sus padres aprendieron sus idiomas correspondientes en ese espacio, la siguiente generación queda más expuesta al idioma nacional que al idioma nativo que les correspondería por la descendencia.

 

¿Y por qué te consideras tseltal?

Por la cultura. La tradición. Aún debo de aprender bien la lengua. Esto sería impor- tante para y para mi familia. Mis vecinos que conozco, son indígenas y tienen buen trabajo y les va bien sólo por saber el idioma y la costumbre.

Hombre, 21 años, hablante de tseltal de San Cristóbal de Las Casas.

 

¿Por qué te consideras tsotsil?

Pues, porque hablo una lengua y mis papás también hablan una lengua. También porque tenemos usos y costumbres, sobre todo, las fiestas. El idioma, pues, la ha- blar, pero no la escribir bien, por eso, pues, escogí a esta carrera [Lengua y cultu- ra]. Y quiero aprenderlo para poder traducir las lecturas. Ya ves que muchos hablan tsotsil. Y ahí donde vivo necesitan trabajadores que sean bilingües, por eso.

Hombre, 23 años, hablante de tsotsil de Chenalhó.


 

No cabe duda que una de las principales intenciones en esos casos ha sido la facilitación de la socialización para sus hijos y evitar las posibles prácticas de dis- criminación contra ellos. Sin embrago, es una estrategia que niega ciertos capitales culturales (Bourdieu, 2001:113-164), pues el hecho de dominar dos idiomas, el castellano y el originario, indudablemente es más ventajoso que el dominio de uno sólo, algo que posteriormente, por ejemplo, puede favorecer la inserción laboral en ciertos nichos de trabajo (enseñanza, traducción, ONG’s, etc.), al igual que a la hora de colaborar con las comunidades siempre se percibe de manera positiva el hecho que la persona domina el idioma local. En este contexto, se vislumbra lo étnico como un cierto capital y algo aprendido más que dado, y una vez aprendi- do puede ser utilizado con fines concretos, hasta mercantiles.

Ese tipo de “aprendizajes” para fortalecer la elegibilidad para la membresía étnica no serían posibles sin contar con otros elementos de forma previa. A uno de los factores más importantes es la descendencia. La relación entre las descen- dencias étnicamente mixtas y la lengua nativa es donde se puede observar el carác- ter móvil de la etnicidad, es decir, mientras la persona cuenta con más elementos que pueden ser utilizados para distintas adscripciones étnicas, más variado, contex- tual y estratégico va a ser su uso. En estos casos, que no son pocos, toman el pro- tagonismo los elementos “idioma” y territorio” y, por el lado de la descendencia”, el momento o el periodo de tiempo en el cuál la persona se identifica más con uno u otro grupo etnolinístico:

 

¿Y te consideras como tsotsil o tseltal?

Creo que soy más tsotsil porque vivo más en Chamula y aprendí a hablar en tsotsil. Mi mamá, pues, es tseltal, pero lo aprendí muy poco. Pero la cultura me gusta mu- cho, son culturas muy fuertes. Pero, soy más Chamula que Tenejapa.

Mujer, 20 años, hablante de tsotsil de San Juan Chamula.

 

¿Y te consideras como tsotsil o tseltal?

Pues yo me considero de varias mezclas, porque también tengo la raíz de tseltal por mi mamá, aunque no lo hablar. Pero creo que me considero más como tsotsil porque lo domino y he estado más involucrada en ambientes tsotsiles como la co- munidad donde estud y aparte la colonia donde vivo, la mayoría son tsotsiles. Si, por eso.

Mujer, 20 años, hablante de tsotsil de San Cristóbal de Las Casas.

 

¿Te consideras tseltal o…?

Sí, me considero tseltal, pero por parte de mi papá. Por parte de mi mamá, pues, mi mamá habla mám.


 

¿Por qué no te consideras mám?

Porque…como mi mamá nunca nos enseñó la lengua mám, escuchábamos más tsel- tal. Y como la mayoría de mi familia son tseltales, pues, me considero más tseltal. Con mi mamá habla en español. A me hablaban en castellano, pero ya estoy aprendiendo más el tseltal.

Hombre, 20 años, hablante de castellano de San Cristóbal de las Casas.

 

En el caso de las familias étnicamente mixtas, el idioma regional que la perso- na está cursando en la UNICH usualmente coincide con el que habla uno de sus padres. En estos casos la adscripción étnica frecuentemente está basándose en la descendencia y sólo en menor proporción en el dominio de una lengua regional, aunque éste último siempre aparece como un elemento sustancial. Estos procesos son más típicos en la ciudad donde existen más exigencias de aprender español.

En la relación nación-etnia, las adscripciones de pertenencia a un grupo socio- cultural pueden ser vistas como una sucesión de lo general a lo particular, empe- zando con una adscripción-paraguas que es la nacional (mexicano), luego la regional (chiapaneco), la étnica (zoque, tsotsil, etc.) y la étnica-regional (tsotsil de Chamula, tseltal de Tenejapa, etc.):

 

Hablas tsotsil, pues perteneces a Chamula. Hablas tsotsil, pues eres Chamula. Ha- blas tseltal, eres Tenejapa. Yo lo veo así. No lo veo así de que somos mexicanos y ya, pues. Es un tipo de tradición que aquí conservamos de esa manera, la lengua, pues, la cultura.

Hombre, 21 años, hablante de tsotsil de San Juan Chamula.

 

A este micronivel local que sería el regional y étnico-regional aparecen otros elementos, esta vez, de carácter local y antagónico en forma de las múltiples cate- gorías para diferenciar entre lo indígena y lo no-indígena. Las fronteras entre am- bas categorías clasificatorias, de repente, pueden ser bastante confusas, ya que involucran tanto categorías culturales (hablar una “lengua”) como fenotipizadas o basadas en las características fisionómicas de la persona. Los próximos dos frag- mentos describen las fronteras que marcan estas categorías, al igual que lo confuso que pueden ser en ciertas situaciones:

 

¿Y los mexicanos son paisanos?

Sí, pero, es que los mexicas son de allá, la nación del maíz [se ríe]. A lo entiendo, se supone que tenemos la nacionalidad mexicana, pero no somos mexicas. Nosotros somos mayas y nuestra nación nació antes que los mexicas. Entonces nuestra nacionalidad es maya. Pero cómo es la nacionalidad ahora, todos somos mexicanos.


 

 

¿Los kaxlánes cómo son?

Los kaxlánes son blancos y hablan español. Y por lo general no entienden ningu- na lengua originaria, solamente las lenguas oficiales.

 

¿Español no es una lengua originaria?

Yo digo que sí, pero de otra parte, no de aquí.

 

¿Y la gente que es de tez morena, pero hablan español también son kaxlánes?

No sé, esto hasta puede ser confuso, no sé. Creo que a la larga se van a pasar ser kaxlánes, después de varias mezclas y varias generaciones. Digo, si se junta con otro kaxlán. A veces se me hace confuso distinguir, también entre mis compañe- ros. Por ejemplo, tengo a una amiga, ella habla español, pero dice que sus papás son de un pueblo.

 

¿Tiene que ver con el color de la piel?

Anteriormente, sí. Y los que te discriminaban, eran los kaxlánes. Pero ahora ya no es tanto la piel. Ahora puedo ver a algunas chamulas que son blancas para mí, aunque tengan el cabello negro.

Mujer, 20 años, hablante de tsotsil de San Juan Chamula.

 

¿Qué es coleta?

Pues dicen que los coletos vienen de los españoles porque ellos hacían el cabello en una cola, algo así. Por eso les pusieron coletos y nos clasifican como coletos.

 

¿Sólo por la cola?

Pues, si. Ah, y el otro, cuando te vas a un lugar con mucho calor y te pones cha- peada, chapeada, roja, roja, roja, te dicen coleta. Por el clima también te identifi- can.

 

¿Y si, por ejemplo, una chava tsotsil se va a poner una cola ya va a ser coleta?

Ah, buen punto, creo que no. Sí, creo que tienes que ser de acá, ¿no? Pero, pues, no sé, ya me pones a pensar. La verdad no sé, buena pregunta. Supongo que los que nacen acá, ¿no? Y ya. Por nacimiento.

 

¿El mestizo es lo mismo que ladino?

Aja, sí.

 

¿Y el mexicano es mestizo?

No, no se puede decir que el mexicano es mestizo, porque hay varias, cómo se podría decir, agrupaciones de personas indígenas. Entonces se considera una per- sona ladina que no es indígena. Y hay cierta discriminación por parte de los ladi- nos a los indígenas y las indígenas a los ladinos.

Mujer, 22 años, hablante de castellano de San Cristóbal de Las Casas.


 

En ambas conversaciones las categorías étnicas y las categorías fenotipizadas aparecen como interrelacionadas y funcionan como elementos fundamentales de diferenciación. Aunque de repente se cuestiona la utilidad de las categorías raciales (“ahora ya no es tanto la piel”), estas siguen siendo presentes, por ejemplo, los coletos como habitantes de San Cristóbal de piel blanca (porque se pone “chapea- da” bajo el sol). Igualmente está mezclada la categoría de la nación con la de etnia en forma de una dicotómica etnizada que conlleva connotaciones de panmayismo: mexicanos como mexicas que son diferentes de la nación maya. Estudiantes de la UNICH utilizan varios términos de diferenciación étnica en relación con categoriza- ción fenotipizada como “indígena”, “ladino”, “mestizo”, “kaxlány “coleto”. Curio- samente, aunque estos términos forman la base de la interactuación cotidiana entre los distintos grupos culturales, las diferencias y definiciones de dichos térmi- nos por parte de las entrevistadas se volv en algo confuso y poco claro.

También son muy interesantes las nociones de la “cultura”, asociadas con lo étnico y una determinada posición socioeconómica asociada con lo no-indígena y lo ladino o lo mestizo:

 

Hablaban tseltal en mi casa pero no me enseñaron. Y cuando me hablan, a veces entiendo, pero me regañan también porque no respondo bien. Te crees muy kaxlán, dicen. Kaxlán que es, este… cómo decirle, quien no habla, pues. Quien se cree mucho. O sea, ladino, pues. Los que tienen mucho dinero.

Hombre, 21 años, hablante de tseltal de San Cristóbal de Las Casas.

 

¿Q son los mestizos?

Pues, los que no tienen una cultura, no hablan ninguna lengua. Que son de la fami- lia así, que tiene dinero. Por la forma como hablan, lo hablan español. Y tienen más dinero.

 

¿Y los compañeros que sólo hablan castellano, qué cultura representan?

Creo que, bueno, aunque lo hablas español, pues eres de una familia que viene de una raíz. Digamos tus abuelitos fueron zoques o tsotsileros y todo eso. Entonces vas adoptando esa actitud igual.

 

¿Podrías considerar como tsotsilera a una persona que no habla tsotsil, sólo puro es- pañol?

Sí, porque su mamá o su papá cuando era niño no le enseñaron hablar una lengua. Pero su familia es tsotsilera, entonces quiere decir que es de una familia tsotsil. Pero la neta no me he puesto a pensar en esto. Los que hablan puro español, no, no sé. Me cuesta pensar en esto.

Hombre, 23 años, hablante de tsotsil de Chenalhó.


 

La “cultura” en estos discursos se vuelve sinónimo de etnicidad y tradición, algo que poseen lo los pueblos nativos, pues lo no-indígena, entonces, no tiene “cul- tura”. Si el clásico indigenismo mexicano en cierta medida estaba preocupado sobre “llevar cultura a las etnias” (Fábregas Puig, 2012), ahora podemos hablar de una resignificación simlica de esta idea donde las etnias son las que tienen cultura” y es algo que se puede perder pasando a la categoría de mestizo”. Sin embargo, también se vislumbra la reproducción simbólica de la marginalización socioeco- nómica de los pueblos étnicos: lo mestizo-ladino o lo no-indígena está asociado con “tener mucho dinero”, así que indirectamente está cultivada la idea que pasando a la categoría de “mestizo” involucra un cambio socioeconómico ascendente.

Ahora bien, como a la hora de interpretar los testimonios es indispensable tomar en cuenta que las y los colaboradores de este estudio son estudiantes de una universidad intercultural, es necesario considerar que lo aprendido en las aulas posiblemente se vea reflejado en sus discursos. Lo que se puede afirmar es que, muchas veces, las y los jóvenes han empezado a reflexionar acerca de su identidad y adscripción étnica a partir de su entrada en la universidad:

 

¿Siempre te has identificado como tsotsil, desde pequeña? ¿O cuándo te empezaste a dar cuenta de eso?

Bueno, desde pequeña creo que no, lo pensaba que soy una persona más [se ríe], aún no sabía eso de la identidad. Eso lo vi aquí la UNICH porque llevamos una ma- teria que se llama los “Procesos culturales” donde hemos visto cuáles han sido los cambios en la cultura con el proceso de tiempo. Pero había una parte donde nos de- cían que los habitantes de una comunidad siempre tienen una identidad. Entonces ahí empieza a surgir como te identificas. Y es ahí donde me puse a pensar, pues cómo me identifico yo. Como que me había olvidado de esa parte, de lo que viví en la primaria. Como que lo había dejado a un lado. Pero ya viniendo acá me lo volví a retomar.

Mujer, 20 años, hablante de tsotsil de San Cristóbal de Las Casas.

 

¿Tú te consideras de la comunidad o de la ciudad?

De la comunidad. Pero antes no pensaba eso. Aún no estaba aquí en la escuela. Aquí en la universidad reflexionas y te pones a pensar muchas cosas. Y así yo pude reconocer que soy de una comunidad. Antes me relacionaba más con la ciudad. Me consideraba como una persona así, normal, ya de San Cristóbal, creo, me considera- ba como una coleta, sin nada. Y sí, ¿Por qué no me considero así, si nací en una co- munidad? Y así empecé a reflexionar más. Es que no le tomaba mucha importancia en seguir hablando tseltal. Y como aprendí a hablar español, ya no lo hablaba, ya había dejado de hablar tseltal.

Mujer, 20 años, hablante de tseltal de San Cristóbal de Las Casas.


 

La UNICH en estos discursos aparece como una productora de etnicidad que, a través de impulsar a sus estudiantes jóvenes a un proceso reflexivo acerca de sus orígenes culturales e identidad étnica, fomenta y refuerza estas adscripciones. Cu- riosamente, al haber retomado” estos elementos en la universidad, las personas se presentan como hablantes nativas de algún idioma regional, aunque han crecido en la ciudad con el castellano como su primera lengua. Es probable que justamen- te esta es la razón de porque en los contextos urbanos se asocia la “normalidad con lo no-étnico (“me consideraba como una persona así, normal, ya de San Cris- tóbal”) y la “cultura” con las etnias, mientras que lo no-étnico queda en blanco en lo que tiene que ver con la “cultura” y la tradición (“me consideraba como una coleta, sin nada”), pero tampoco habría que descartar la posibilidad que estas opi- niones en cierta medida se deben a los contenidos de las materias que las y los estudiantes cursan en la UNICH.

Resumiendo, la etnicidad es una adscripción12 dinámica y con muchas diferen- ciaciones internas, además, está constituida por elementos que pueden ser “deja- dos” y luego retomados o, en otras palabras, los elementos “nominales” y los elementos “activados” para la membresía étnica. De esta forma, la etnicidad es un recurso simlico, un tipo de capital cultural incorporado que puede ser activado y luego utilizado con distintos fines tanto simlicos como concretos-pragmáticos. El papel de la UNICH en este proceso es considerable, tomando en cuenta que la universidad impulsa y nutre estas adscripciones, lo que consecuentemente puede generar un “eco” en instituciones como la familia en forma de un cambio genera- cional al respecto de la pertenencia étnica: los pasados intentos de no proporcionar elementos de elegibilidad étnica para la próxima generación son sustituidos por una intención de renovarlos por parte de las y los estudiantes de la UNICH y, so- bre todo, en las ciudades.

 

 

CONCLUSIONES Y DISCUSIÓN: HACIA UNA DIFERENCIACIÓN DE ETNICIDADES

El idioma junto con la descendencia, aparecen como los elementos claves en las autoadscripciones y heteroadscripciones étnicas, sin embargo, dependiendo del rango de los elementos nominales para la elegibilidad étnica de los cuales las personas disponen. Así, por ejemplo, es muy típico que en las ciudades y en poblaciones con mayor grado de urbanización que el idioma resulte ser un elemento inexistente y está sustituido por la descendencia, mientras en contextos rurales la descendencia es uno de los argumentos menos importantes y se enfatiza el elemento idioma en conjunto con los demás elementos como cultura-tradiciones y “territorio”. Las

 

12 Tanto en la forma de autoadscripción, como en la heteroadscripción.


 

ciudades no son ámbitos donde se excluya la etnicidad, sino que las personas activan otros elementos nominales de la membresía étnica en comparación con las personas de otros tipos de poblados.

Como el idioma es la seña más “evidente de la etnicidad, la UNICH motiva a reforzar este elemento de membresía étnica. No obstante, es importante señalar que la universidad no es una institución que crea la etnicidad de forma artificial, sino que lo hace entre estudiantes que ya cuentan con elegibilidad para la membresía étnica, fomentada en sus familias y sus historias para autoadscribirse a un grupo. Asimismo se vislumbra un cambio generacional entre las y los jóvenes estudiantes en relación con sus padres que, característicamente en las ciudades, solían no proporcionarles a sus hijos los elementos para la adscripción étnica, mientras la presente generación que está en la UNICH está activando los elementos para dichas adscripciones. Es entonces que, estos elementos activados se convierten en un cierto tipo de capital étnico que puede ser utilizado para convertirlo en otros tipos de capital en el sentido bourdiano como, por ejemplo, capital social (relaciones con personas de la etnia, comu- nidades, etc.) o capital económico (oportunidades de trabajo). El “capital étnico for- maría parte del capital cultural de la persona porque consiste de ciertas aptitudes culturales como las lingüísticas y el manejo de códigos culturales específicos.

Si bien lo anterior fomenta la autoadscripción étnica, los elementos de elegibili- dad que están en juego también definen la heteroadscripción por parte de las demás personas, por ejemplo, las que provienen de ámbitos rurales y cuentan con un rango más amplio de los elementos nominales que pueden ser activados. En otras palabras, la auto-adscripción a una etnia puede no coincidir con la heteroadscripción basadas en las categorizaciones intra-étnicas. Justamente aquí es necesaria una revisión del uso de las categorías emic y etic en los estudios sobre la etnicidad: lo que aceptamos como una autoadscripción étnica emic puede carecer de validez en la heteroadscrip- ción étnica etic por parte de los integrantes de la etnia que cuentan con más elemen- tos activados de la membresía.

La presente investigación propone no dar exclusividad a la posición emic o etic, sino, dependiendo del contexto del estudio, buscar un balance entre ambas porque se trata de adscripciones étnicas en las cuales pueden ser empleados distintos ele- mentos que no siempre serán reconocidos entre sí. Asimismo la discusión sobre las diferenciaciones intra-étnicas recurre a ciertas cualidades de lo dado y lo construido que, en rminos de Claude Dubar (2002: 198-204), le corresponden a diferentes dimensiones de la identidad personal: la dimensión comunitaria (basada en lo que percibimos como algo dado) y la dimensión societaria (basada en lo que percibimos como algo obtenido). En otras palabras, las autoadscripciones étnicas pueden relacionarse con diferentes dimensiones de la identidad y las diferenciaciones intra-étnicas fácilmente pueden ser sostenidas por un discurso sobre la autenticidad de los elementos de la membresía étnica que hemos priorizado emplear en dicha categorización.


 

Tomando en cuenta estas diferenciaciones y el hecho que lo que consideramos como étnico puede no serlo para las personas de la etnia particular, se debería de pensar en una tipología de los distintos tipos de etnicidades13 para no comprender la etnicidad como algo unilateralmente definido, universal y, por ende, confuso. Con base en la gamma de los elementos nominales que están en la disposición de la persona y que pueden ser activados para una adscripción étnica, se trata de membresías étnicas cualitativamente diferentes. Sería equivocado considerar que una persona que se autoadscribe a una etnia lo utilizando el elemento descen- dencia” tendría el mismo volumen del capital étnico que una persona que, ade- más, dispone de los elementos “idioma”, “cultura” y “territorio”. A que las diferenciaciones internas dentro de las etnias también deberían de ser conceptuali- zada desde las ciencias sociales para enriquecer el concepto “etnicidad y volverlo más funcional como una categoría de análisis que nos ayuda a describir, compren- der y explicar la realidad social en la cual estamos inmersos, independientemente de nuestra pertenencia o no-pertenencia étnica.

 

 


 

 

Alonso, Ana


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13 Como, por ejemplo, se ha hecho con el concepto “identidad” (Dubar, 2002; Giménez, 2005).


 

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